El
tema de los celos es una amenaza real o imaginaria a nuestra relación con
nuestra pareja por parte de otra persona (rival). Los celos malsanos se han
descrito como “una preocupación irracional excesiva por la fidelidad de la
pareja y que carece de bases objetivas” (Bishay y otros, 1996, pag9 ). Si
padecemos celos malsanos, podemos inferir lo siguiente: que el “abandono” de
nuestra pareja es inminente, que nuestra relación está amenazada cuando no es
verdad, las conversaciones de nuestra pareja con otra persona son prueba de
infidelidad, que ya no tenemos en exclusiva la atención o el amor de nuestra
pareja y que nuestra pareja actúa de una manera que viola nuestros “derechos de
propiedad”. Los celos se suelen combinar con otras emociones, por ejemplo: ¿y
si me deja? Sin ella no podré vivir” (ansiedad); “si se siente atraído por otra
mujer es que me encuentra repulsiva” (depresión); “Le romperé la cara a ese cabrón por intentar quitármela”
(ira). Según Hauck (1982), la causa de los celos no es la desconfianza hacia
nuestra pareja, sino la falta de confianza en nosotros mismos: nuestra supuesta
incapacidad de afrontar y vencer a rivales reales o potenciales porque nos
creemos inferiores a ellos (por ejemplo, por no ser tan atractivos o buenos en
la cama).
Cuando
sufrimos celos malsanos es probable, entre otras cosas, que busquemos
constantemente que nuestra pareja nos confirme su amor (de verdad me quieres?),
que controlemos su conducta (“Me dijiste que fuiste al bar el viernes por la
noche, pero Juan me dijo que no te vio), que busquemos indicios de infidelidad
( revisarle el celular para buscar conversaciones comprometedoras), que
limitemos sus movimientos (“no quiero que vayas a la fiesta de tu oficina) y
que la acusemos continuamente de infidelidad (“no me mientas más, sé que la
estás viendo”). El resultado más previsible de esta conducta es conseguir que
se aleje de nosotros mismos la persona a la que decimos querer tanto!
En
los celos leves o moderados (lo que Ellis
[1996] llama “celos sanos”), también inferimos la existencia de una
amenaza para nuestra relación pero la usamos como un estímulo para descubrir
que puede funcionar mal en la relación e intentar corregirlo de una manera
constructiva (por ejemplo: nuestra pareja está harta de que trabajemos tantas
horas y de nuestra escasa actividad sexual, y nos comprometemos a dedicarle más
tiempo tanto dentro como fuera de la cama). No exigimos la exclusividad de la
atención o el amor de nuestra pareja porque comprendemos que puede ser atractiva
para otras personas, sin que ello signifique que acabe en la cama con alguien.
Si
la infidelidad ya se ha producido y aún queremos salvar la relación, podemos
exponer con firmeza qué cambios esperamos en la conducta de nuestra pareja y
las consecuencias de una “recaída”. Si somos rechazados por nuestra pareja, no
debemos rechazarnos nosotros mismos a causa de ello porque la evaluación que
hagamos de nuestra persona está en nuestras manos, no en la suya (“puede que ya
no me quiera, pero aún puedo conseguir una pareja si así lo deseo).
En
conclusión es importante identificar si “sufrimos de celos malsanos” y buscar
soluciones a esto, de manera tal, que en futuras relaciones de pareja nos
ahorraremos mucho “sufrimiento” y orientaremos más nuestra atención a disfrutar
de la persona que hemos elegido.
Coaching
para vivir. Michael Neenan y Windy Dryden. 2002
Adaptación:
MC Vera M. Instituto Albert Ellis Colombia
Creo que sufro de celos malsanos, he estado leyendo sobre las TREC de Albert Ellis, el problema es que no sé muy bien cómo utilizarlas para poder cambiar este tipo de celos, me gustaría saber cuánto cobras por la consulta.
ResponderEliminarGracias.
Diana Ospina.
Hola Diana, con mucho gustote colaboro. Puedes comunicarte al 3168306010/ 5263249 Bogotá o enviarme un mail a mverapsi@gmail.com
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